lunes, 18 de noviembre de 2013

Informe de Geografia

Profesora: Silvia Gómez
 
Integrantes: Julián Silva, Julia Delgado, Carmela Prieto Aráoz y Luján Sánchez Jovic
 
Tema: Producción frutícola del Alto Valle
 
Los frutales del Alto Valle
El alto valle de Neuquén y Río Negro es una región frutícola intensiva , productora de pepita (peras y manzanas), frutales de carozo y uva. Las industrias asociadas son las de empaque y conservación de frutas en fresco, producción de jugos y frutas y vinos.
Desde sus inicios esta producción se dirigió al mercado interno mediante una producción bajo riego. Sin embargo, poco a poco esto se fue complementando con la inserción de la manzana y la pera en el mercado exterior tanto para su uso en la elaboración de jugos como para su consumo como fruta fresca.
Los actores que desarrollan actividades en este circuito productivo son muy diferentes. Dentro de los productores primarios, hay quienes solamente se encuentran en el primer eslabón del circuito y venden su producción a los empacadores y comercializadores.
Las rutas del Alto Valle cuentan con una excelente carta de presentación: hectáreas y hectáreas de cultivo, especialmente frutales, que en algunos momentos del año brillan con sus nuevos brotes verdes. Esto es en sí mismo un verdadero paseo, pero hay algo más: algunas chacras reciben visitas para conocer como es el proceso productivo.
El área está surcada por los ríos Negro, Limay y Neuquén y se encuentra próxima a las puertas de la Patagonia argentina. Las provincias de Neuquén y Río Negro comparten sus 120 kilómetros de extensión y muestran orgullosas una industria que recorre el mundo. Esa red intrincada de ríos y arroyos, junto al régimen de lluvias, aportan la humedad que el área productiva necesita para su desenvolvimiento.
La cadena frutícola de peras y manzanas está integrada principalmente por: producción, empaque, conservación y comercialización.
  • Producción: La región productora de manzanas y peras de las provincias de Río Negro y Neuquén, es la principal productora de dichas frutas en Argentina, con 900.000 toneladas de manzanas, las que van un 24% a exportación, un 28% a mercado interno y un 48% a la industria del jugo, y 630.000 toneladas de peras cuyos destinos son: 55% de exportación, 13% a mercado interno y 32% a la industria del jugo. La producción se desarrolla en una extensión de 50.000 has con aproximadamente 4.000 productores de distintas características, desde aquellos que solo producen y los que están integrados en más de un eslabón en la cadena, como es el caso de los integrantes de nuestra entidad.
 
  • Empaque: El proceso de empaque consiste en la clasificación de la fruta ingresada a las plantas industriales, en base a criterios de calidad (sanidad del fruto, tamaño y color) y posteriormente el envasado en distintos tipos de envases de acuerdo al destino de la fruta. Si bien existe diversidad de grados de desarrollo tecnológico, la región ha hecho grandes esfuerzos en los últimos años para invertir en plantas de empaque que permitan más eficiente este proceso, habiendo alcanzado algunas empresas niveles máximos de tecnología. Cabe mencionarse que estos niveles de inversión se han llevado adelante, en general, con recursos propios, dado que el sistema financiero de Argentina no se adapta a inversiones que requieren de amortizaciones a largo plazo.
 
 
  • Conservación:  Desde el momento en que la fruta es cosechada, es indispensable contar con una cadena de frio que garantice la adecuada conservación de la misma. En la región frutícola de peras y manzanas existen importantes inversiones en plantas frigoríficas de frio convencional y de atmosfera controlada. De esta forma puede mantenerse el producto en adecuadas condiciones de calidad y sanidad para poder ser comercializado en los distintos momentos del año, dependiendo de las variedades de que se trate, como así también de los distintos mercados de destino. Las plantas poseen un nivel importante de inversión, dadas las características no sólo del proceso de enfriamiento, sino también de la logística asociada. Al igual que lo manifestado en el punto anterior, las inversiones principales se han realizado con recursos del mismo sector.
 
  • Comercialización: La fruticultura de pepita de la región del Valle de Río Negro y Neuquén, siempre ha tenido un fuerte perfil exportador. Los principales destinos de las exportaciones son la Unión Europea, Rusia, Brasil y Estados Unidos, exportándose hoy a mas de 50 países. En el caso de las exportaciones de ultramar, la región ha alcanzado un significativo desarrollo logístico que permite hoy integrar la cadena hasta la salida de los buques y contenedores, con fuertes inversiones en transporte terrestre y una profesionalizada organización de los puertos de San Antonio Este y Bahía Blanca. La organización portuaria ha sido un importante logro del sector privado, puesto que hoy la actividad cuenta con una infraestructura especializada en la materia. Este encadenamiento asegura la cadena de frio desde el procesamiento hasta el buque y desde ahí a los mercados de destino. En los alrededores esta localidad se cultivan principalmente peras y manzanas los cuales constituyen la base de la economía de la región.
 
La actividad frutícola abarca numerosas etapas: la producción primaria, el transporte desde la chacra al galpón, el enfriado de la fruta y la venta al mercado interno, al externo o a la industria, para su procesamiento.
 
En términos generales se pueden identificar  los siguientes agentes  intervinientes en la etapa de producción.
 
  •   Pequeños y medianos productores no integrados  que sólo participan del eslabón agrícola. Tienen entre una y quince hectáreas con plantaciones viejas de tipo tradicional, bajos rendimientos y altos costos de producción. Utilizan mano de obra familiar. Es el eslabón más débil ya que cada vez están más subordinados a las grandes empresas.
 
  •   Empresas parcialmente integradas: grandes y medianos  productores. Disponen entre quince y treinta hectáreas y, además de la producción, abarcan otras etapas  de la actividad como el empaque, el enfriado y la comercialización interna.
 
 

  • Empresas totalmente integradas: disponen de superficies mayores a las treinta hectáreas. Utilizan tecnología de punta ,- nuevas variedades de cultivos, nuevos tipos de riego, tecnologías electrónicas y de gestión empresarial en la etapa post-cosecha  y venden su  producción y  la mayor parte la  producción del resto de los fruticultores  en los mercados externos.